Ortorexia, la obsesión de comer sano

Llevar las cosas al extremo puede convertir una conducta sana en una obsesión, y hasta quizá en un trastorno. Descubre el punto en que comer saludable deja de ser una conducta sana.

16 ENE 2018 · Lectura: min.
Es importante que sepamos que la ortorexia no está vinculada a la anorexia, pero sí puede ser un paso en esa dirección. Aconsejamos acudir a asesoría psicológica si se presentan comportamientos incontrolables y dañinos frente a la comida.

Ser fitness está de moda. En todos lados, y en especial en las redes sociales, nos encontramos tanto con personajes que se ven perfectos y como con opciones de dieta... Es aquí donde nos preguntamos: ¿Hasta qué punto querer ser 'saludable es saludable'?

Obsesionarnos con algo, así sea con algo bueno como estar saludables, puede ser nocivo en la medida en que empezamos a distorsionarlo.

Bajarle a las sales y al azúcar, tomar alimentos bajos en grasas saturadas, estar alertas al colesterol, son todas medidas correctas y aconsejadas por los médicos de manera habitual. Lo que es insano es prestarle atención a cada miligramo en los alimentos que comemos, hacerlo es síntoma de haber caído en la obsesión conocida como ortorexia nerviosa.

Lo que hay detrás de la obsesión

Generalmente la ortorexia esconde un trastorno psíquico en la persona que la sufre. Lo que complica el darnos cuenta de lo que está pasando es que 'todo parece estar bien'.

Algunas personas tienen rasgos de personalidad que las hacen más proclives al desarrollo de obsesiones. En el caso de la ortorexia nerviosa, generalmente se trata de pacientes con un deseo o necesidades fuertes por controlar otros aspectos de sus vidas, también pueden ser perfeccionistas excesivos con altos niveles de ansiedad. Incluso suelen ser reconocidos en sus entornos sociales como estrictos, inflexibles, muy precisos en sus normas y proclives a la evaluación externa. 

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Quien convive con la obsesión con los alimentos saludables usualmente no se ve para nada enfermo (en un principio). Identificar esa delgada línea entre lo bueno y lo obsesivo es todo un reto, ¿cómo notamos la diferencia?

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¿Qué es 'comer sano'?

De entrada, hay que decir que ningún alimento contiene todos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita, por eso es importante la variedad en los platos al incluir verduras, frutas y los diferentes grupos de alimentos. Todos son necesarios, en su justa medida.

Podemos decir que comer sano es tener una nutrición equilibrada, variada y completa. Para tener un funcionamiento óptimo nuestro cuerpo 'nos pide' diversos nutrientes que le aseguran la energía que necesita, de ahí que lo más prudente sea acudir a un nutricionista a que nos hable de las necesidades específicas que tenemos y cómo cubrirlas, antes de tomar decisiones por inspiración propia.

El paso a la obsesión

Puede sonar contradictorio que una conducta sana se convierta en algo insano, pero al transformarse en una obsesión en relación al tema de la comida pasamos a hablar de ortorexia nerviosa, una patología poco reconocida pero definida desde el año 2000.

Este comportamiento es un trastorno de la conducta en el que la persona desarrolla hábitos de alimentación extremadamente rígidos y fundamentados en la búsqueda de un completo control sobre los componentes nutricionales de los alimentos, al punto de 'demonizar' algunas comidas.

Lo que dicen los estudios es que detrás de esta conducta minuciosa suele estar presente un trastorno mental, por eso, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) no reconoce la ortorexia como enfermedad, la preocupación está en las consecuencias en el bienestar físico y psicológico de quien la vive.

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Para entender mejor de qué se trata podemos nombrar un par de comportamientos puntuales y comunes en las personas con ortorexia nerviosa:

  • Solo consumen alimentos procedentes de agricultura ecológica, libres de cualquier tipo de pesticida o herbicida, transgénico o sustancia química. No consumen grasas de ningún tipo, ni conservantes o azucares.
  • Sienten terror y rechazan de manera contundente cualquier tipo de carne fría que contenga alguna mota blanca de grasa, o una ensalada si no está claramente definido su origen y tratamiento estrictamente orgánico.

Conducta y consecuencias progresivas

Nadie amanece de un día para otro con un trastorno alimenticio desarrollado, todos se dan a través de procesos. Es más difícil notarlo porque no es visible hasta que hay una evidencia como disminución de peso u otro.

En principio puede tratarse de la eliminación de algunos alimentos, luego puede irse volviendo algo más estricto y exigente en todo lo que tenga que ver con comida.

La persona con ortorexia tiende a eliminar grupos de alimentos sin reemplazarlos de la manera adecuada, por lo que va perdiendo gradualmente vitaminas o minerales vitales para su salud. En casos graves puede derivarse en desnutrición, fatiga, cansancio y alta vulnerabilidad a enfermedades relacionadas a su (ahora frágil) sistema inmune.

Al tomar medidas tan radicales los niveles de sodio, las plaquetas y los glóbulos rojos y blancos, están en crisis y no pueden servirle de manera efectiva frente a los agentes externos. Fisiológicamente, a nivel psicológico tienen altos niveles de dopamina y bajos de serotonina, lo que se traduce en ansiedad combinada con euforia.

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¿Es posible detectar un problema con la comida?

Claro que sí. Es cuestión de atender las señales de alerta si notamos comportamientos llamativos, extraños y extremos, que en el caso de la ortorexia nerviosa son:

  1. Dedicar horas a planificar cada menú de manera milimétrica no es algo que debamos pasar por alto. Si una persona analiza todo lo que ingiere, al punto de que no come lo que no pase por sus 'controles de calidad', hay que prestarle atención a la situación.
  2. Sentir demasiada culpa por cualquier traspiés en la dieta, pese a que sea mínimo o no haya sido su culpa, tampoco es un hábito muy sano a nivel mental.
  3. Aislarse socialmente es una consecuencia de este trastorno porque al no conocer el menú de los restaurantes (o de lo que prepararán sus amigos) y los orígenes de cada alimento, prefieren quedarse en casa y evitar sentir falta de control.
  4. Dejar de disfrutar de las comidas es otro aspecto evidente porque se centran más en las cualidades de lo que comen que en lo que comen… Se pierden el placer de su olor, sabor o textura.

Es importante que sepamos que la ortorexia no está vinculada a la anorexia, pero sí puede ser un paso en esa dirección. Aconsejamos acudir a asesoría psicológica si se presentan comportamientos incontrolables y dañinos frente a la comida.

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Revisado: David Londoño

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