El amor, una construcción mental racional

El amor es una construcción mental consciente, se forma a partir de la simple atracción física inicial en el caso del amor de pareja o por un acto comunicativo en las otras categorías, hasta evolucionar al amor racional. Cuando termina siendo racional, se hace sostenible en el tiempo o se desvanece con el tiempo mismo, dependiendo de las expresiones emocionales y conductuales.

En consecuencia con lo anterior, el amor en el ser humano permanece siempre y cuando produzca placer, porque toda construcción mental racional si no produce placer o dolor tiende a desaparecer. Entonces, el amor no es un sentimiento o emoción de carácter instintivo. El amor, ya sea filial o erótico, se forma, evoluciona y se mantiene a partir de experiencias emocionales y cognitivas evidenciadas en acciones positivas.

Cuando hablamos de amor nos referimos a todas sus categorías: el amor materno, paterno, de hermanos, de hijos a padres, el amor a la patria, a los amigos, el amor a sí mismo, al prójimo, el amor de pareja, entre otros. Por tanto es conveniente aprender a fortalecer el amor, a reconstruirlo, perfeccionarlo, adaptarlo, para que nos haga felices y no sea nocivo para nuestra salud mental.

El amor se fortalece a partir de acciones pragmáticas que produzcan experiencias emocionales positivas en el ser amado, y se desvanece mediante actos que conlleven a experiencias negativas en el ser amado. Por ejemplo, la evidencia empírica ha demostrado que los hijos aprenden a odiar a sus padres, cuando estos los agreden psicológica, física o verbalmente, pero cuando reciben su corrección adecuada, su amor hacia ellos crece.

En cuanto al amor de pareja la misma evidencia empírica ha permitido comprobar que el mantenerse físicamente atractivo, usar un lenguaje asertivo, mantener un nivel de sexualidad y erotismo novedoso que produzca expectativa en la pareja y evitar la agresión y subestimación psíquica hace que el amor sea sostenible en el tiempo, siempre y cuando no aparezca otra persona que lo sustituya mediante experiencias más placenteras.

El amor por ser una construcción mental racional desaparece con el tiempo al no ser estimulado o evoluciona a una sólida amistad, en aquellas parejas que logran una separación no traumática, transformándose en una relación más saludable. Lo contrario ocurre con las parejas que insisten en sostener una convivencia tóxica y neurótica cuando por sus actitudes y aptitudes han comprado que el amor ha desaparecido en uno o en los dos miembros de la pareja, la relación no es sana sencillamente porque el amor ya no existe.

Los seres humanos por naturaleza tenemos la capacidad de crear, transformar, sostener o eliminar múltiples construcciones mentales racionales que nos generan experiencias vivenciales sanas, una de ellas es el amor necesario para la salud mental siempre y cuando seamos capaces de observar y comprender su evolución o su decrecimiento como una experiencia práctica.

En conclusión, cuando comprobamos que el amor como nuestra propia construcción no evoluciona, se estanca o se ha acabado a pesar de nuestro propio esfuerzo por hacerlo sostenible, es más saludable dejarlo morir y con libertad explorar la opción de construir uno nuevo.

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