La ansiedad en momentos de crisis
Momentos críticos estamos viviendo, sin embargo, de una u otra manera vamos a salir de toda esta incertidumbre. No es momento de flaquear, debemos permanecer alerta y ubicados en la realidad.
La ansiedad en tiempos de crisis
El mundo cambió, de la noche a la mañana las dinámicas cambiaron, venimos atravesando por una crisis sanitaria mundial que nos mantiene en constante estado de alerta. Adaptarnos a estos nuevos cambios, no ha sido fácil, hemos pasado por muchos momentos difíciles en los cuales se ha puesto a prueba toda nuestra capacidad adaptativa. Por consiguiente, es necesario y no podemos darnos el lujo de que se desencadenen en nosotros emociones como la ansiedad y la angustia.
Todos hemos reaccionado frente a esta crisis de manera distinta, pero lo hacemos en algún momento. Diferentes sentimientos afloran en este momento; angustia, enojo, negación, ira, optimismo o tranquilidad. Más aún, cuando surgen muchos interrogantes, a los cuales no podemos darle respuesta. Por lo general, nos preguntamos ¿Cuándo terminará todo?, ¿Qué debo hacer?, ¿Qué pasará con mis estudios o trabajo? Sumado a lo anterior, el aislamiento social por el que estamos pasando, nos encierra e impide relacionarnos e interactuar con las demás personas con la libertad a la que estábamos acostumbrados.
La ansiedad es un mecanismo defensivo, ante situaciones que consideramos una amenaza, ya sean reales o imaginarias. Como mecanismo universal de defensa, este sistema de alerta se da en todas las personas, de manera normal, es adaptativo y logra mejorías en el rendimiento de la capacidad de anticipación y respuesta. Una de las funciones de la ansiedad, es movilizar al organismo, mantenerlo alerta y dispuesto, al momento de actuar frente a riesgos o amenazas, de manera que no se produzcan o se minimicen sus consecuencias.
Precisamente, este mecanismo de defensa, como lo es la ansiedad, nos demanda el deseo de controlar lo que va a pasar; es decir, activamos el modo alerta para estar seguro de que nada se va a salir de nuestras manos. Pero, ¿realmente podemos controlar eso? La realidad es, que a pesar de que nos esforcemos por hacerlo, nadie puede controlar lo que va a pasar, no podemos controlar situaciones externas como una catástrofe natural, un accidente o inclusive una enfermedad.
Lo que sí podemos controlar y de hecho está en nuestras manos, son los pensamientos, las emociones, los sentimientos y actitudes; sean cualesquieran las situaciones que se presenten, tenemos la capacidad de decidir con qué actitud vamos a manejarlas a pesar de encontrarnos bajo las circunstancias en las que nos haya tocado enfrentar este aislamiento social. Ya que, en nuestra capacidad evaluativa, decidimos si lo que en este momento de crisis está pasando es algo malo, perjudicial o contrario a ello, es una situación externa, que no dependió de nosotros y por tanto, no lo podemos cambias.
Claro está, que lo que sí podemos hacer es contribuir con nuestro accionar, a que no se agraven más las cosas. Ante esta pandemia, no es bueno sumarle situaciones de crisis emocionales; por ello, es sumamente importante hacer juicios de valor a la situación actual, como vamos a afrontar las adversidades, ya que afectan y permean todas nuestras áreas funcionales. En momentos como éste, es bueno cuestionarnos y preguntarnos: ¿lo que está pasando en este momento lo puedo controlar o manejar?
Es un buen interrogante que necesitamos hacernos para ajustarnos a la realidad actual. Se establece que, si bien todos reaccionan de manera distinta frente a situaciones estresantes, las sensaciones predominantes en tiempos de crisis son el miedo y la ansiedad. "Hacer frente a esto te hará sentir a ti, a los que te importan y a tu comunidad, mucho más fuertes".
De ahí, resulta imperativo que evalúes si lo que sucede está en tus manos o no. Si la repuesta es "no", lo mejor es aceptarlo cuanto antes, pues de esa manera podrás enfocarte en seguir avanzando. Pero si por el contrario la respuesta es "sí", entonces tendrías que buscar soluciones que sean necesarias para que la situación cambie o se solucione. Recuerda, soluciones ajustadas a la realidad, no se quiere que, en busca de una solución, terminemos ahondando la crisis.
Saquemos de situaciones difíciles, lo mejor de ella; transformemos esta ansiedad en un proceso de ocupación y no de preocupación, de vivir el presente, de sacar lo mejor que tenemos en este momento y mantener el optimismo, el positivismo y la esperanza. Es importante que comprendamos que en la vida los cambios son importantes, pues nos hacen reinventarnos y sacar lo mejor de nosotros. Siempre será rentable, que ante problemáticas como la actual, abramos nuestra mente y busquemos las soluciones más viables y asertivas.
Asumamos que cualquier respuesta emocional que tengamos, es normal ante esta situación atípica y bastante abrumadora. Con el pasar del tiempo, se ha visto que algunas personas han venido recuperándose paulatinamente sin mayor afectación emocional. Distinto a otras, que no han podido avanzar; por el contrario, su retroceso es notorio, evidenciándose comportamientos y conductas no muy sanas y generalmente con afectaciones a la salud mental y emocional.
Es importante identificar y reconocer estos estados de ánimo y saber en qué punto y cuándo debo buscar ayuda. No es normal que los días se vuelvan largos y las noches interminables. La preocupación y la falta de sueño pueden afectar nuestra conducta y decisiones sin que apenas nos demos cuenta. Por todo aquello, aprendamos manejar nuestros estados ansiosos, una vez que los identifiques, actúa antes que se salga de control.
CONSEJOS
- Limita el tiempo para ver noticias: tenemos todo el derecho de estar informados y querer saber novedades y lo está sucediendo en el momento actual; pero toda esa información nociva que aparece en los medios no siempre es real y verídica y lo que hace es generar más incertidumbre. Recomendable que estimes tiempo de "desconecte", infórmate con mesura. En lo posible, evita de mirar y escuchar noticias antes de irte adormir, ya que esto ayuda a poder conciliar mejor el sueño. Busca realizar otras actividades como la lectura, ver películas o realizar ejercicios de meditación o relajación.
- Sigue en comunicación con otras personas: si bien es cierto que estamos confinados y en cuarentena, no podemos reunirnos o encontrarnos con amigos o amistades como solíamos hacerlo antes. Durante este periodo de aislamiento social, aprovecha las ventajas que la tecnología nos ofrece, con una llamada por teléfono, un texto o una videollamada. Utiliza las diferentes plataformas de comunicación, para mantenerte conectado. Debemos distanciarnos físicamente, pero aún podemos mantenernos comunicados de forma virtual.
- Mantente activo: estar en casa todo el día puede causar una vida más sedentaria. Procura mantenerte en movimiento creando pequeñas rutinas de ejercicio dentro del hogar. Involucra a las personas que están contigo para que puedan crear rutinas divertidas y diferentes para los grandes y pequeños también. Una rutina de ejercicio es esencial para que nuestro cerebro libere endorfinas, la sustancia natural encargada de producir sensaciones de bienestar, alegría e incluso euforia. Realiza ejercicio físico, importantísimo para la plasticidad cerebral.
- Evita a mayor escala el consumo de sustancias psicoactivas: en momentos de ansiedad o de mucho aburrimiento, se tiende a tomar más. Evitemos crear o iniciar un hábito que pudiera llevar a un problema mayor. El consumo de sustancias psicoactivas, incluidas el alcohol, no son la solución en situaciones estresantes. Por el contrario, te agudiza la crisis.
- Duerme las horas que necesites: siete u ocho horas es suficiente. Se requiere que sea un sueño reparador, que ayuda a despejar más la mente y a pensar con mayor claridad.
- Mantén una dieta balanceada: es importante que cuides lo que comes, en situación es de encierro, ocurre con frecuencia que alteramos o disminuimos la ingesta alimenticia. Lo que puede ocasionarnos problemas alimenticios y con ello, otras problemáticas como el sobrepeso.
- El autocuidado: con todo lo que está ocurriendo, no podemos pasar por alto lo importante que es preocuparnos por nuestro propio bienestar. Meditación, respiración o a veces un momento a solas que necesitamos para poder recargarnos. Estar en casa y tratar de llevar una rutina dentro de esta nueva normalidad, puede ser mentalmente desgastante. Si necesitas pedir ayuda, no dudes en hacerlo. Nuestra salud mental es importante.
Mantente alerta, ante cambios que percibas que estén sucediendo, tanto a manera personal como familiar. Ubicarse en el momento actual, en parte te ayuda a ser más objetivo, realista y coherente con tus acciones. Somos todos los que estamos inmersos en esta situación de crisis, por cuanto no debes creer que solo tú estás siendo víctima de las circunstancias actuales.
¡Juntos saldremos de ésta!
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